El Cultural
MANUEL ARIAS-DÁVILA
En su libro España, un relato de grandeza y odio, José Varela Ortega disecciona con la precisión del cirujano los más varios aspectos de la leyenda dorada del Imperio español que alcanzó su cénit cuando, en 1580, Felipe II se convirtió en Rey de Portugal, de Brasil, de Angola y Mozambique, de Goa y Macao. Junto a la leyenda dorada, el historiador Varela Ortega se enfrenta con la leyenda negra que de forma especial ingleses y franceses vertieron sobre España, cierta a veces, fruto también en otras ocasiones del deseo de emponzoñar la hercúlea hazaña imperial española, “el rosal que en los siglos florece: la leyenda”, según el verso de Sofía Casanova. Sobre Pedrarias se han publicado al menos una docena de libros que recogen la leyenda negra que sobre el personaje se vertió. Recuerdo que Omar Torrijos, con el que mantuve más amistad personal que relación periodística, me llevó a las ruinas de Panamá la vieja y allí desarrolló ante mí su historia de Pedrarias, con más sombras que luces, pero con respeto a la envergadura del personaje histórico. Manuel Arias-Dávila publica ahora un libro –Pedrarias, leyenda negra frente a los documentos– en el que desmonta con una documentación incontrovertible las fantasías volcadas sobre aquel hombre que siempre se mantuvo al servicio de su Rey. Manuel Arias-Dávila ha diseccionado el archivo de Puñonrostro para ofrecer a los lectores documentos originales de aquella época. Pedro Arias-Dávila, llamado “el Galán” o “el Justador” por sus habilidades y comportamientos caballerosos en las justas, nació en 1440 y murió en 1531. A lo largo de sus más de noventa años de vida, se descargaron sobre Pedrarias un aluvión de falsedades y calumnias que el autor de este libro desmonta ofreciendo al lector numerosos documentos originales. Fue protegido por su tío, obispo de Segovia, Juan Arias-Dávila, hombre de vasta cultura que incorporó a la vida española la primera imprenta, regida por el alemán Joan Parix, editora del primer incunable español, el “Sinodal de Aguilafuente”, que la Real Academia Española ha editado más de cinco siglos después en un facsímil admirable. El autor del libro narra los éxitos militares de Pedrarias en Europa al servicio de Enrique IV y de Carlos I, y después sus hazañas en América, que le convirtieron en uno de los hombres más relevantes entre los conquistadores españoles. Tuvo siempre el apoyo de Enrique IV, de Carlos I y de su mujer la Emperatriz Isabel. Bethany Aram, en su libro Leyenda negra y leyendas doradas en la conquista de América, escribió este párrafo que define al personaje frente a Bartolomé de las Casas: “Los documentos de fines del siglo XV y principios del siglo XVI no presentan a Pedrarias como un tirano iracundo, un comandante brutal, un codicioso estafador, ni como el envidioso verdugo que ha pasado a formar parte del imaginario popular. Uno de los elementos de la leyenda negra del gobernador, su supuesto “Furor domine”, se contradice directamente con los hechos... Lejos de ser el feroz tirano imaginado por Bartolomé de las Casas, Pedrarias demostró ser un comandante conciliador”. Incluye en su libro Manuel Arias-Dávila más de sesenta páginas de Anexos que demuestran la ruindad de la leyenda negra padecida por Pedrarias. Cartas inéditas del conquistador, misivas por él recibidas, y testimonios concluyentes desbaratan la leyenda negra que envolvió a Pedrarias a lo largo de cinco siglos. Es falso que Pedrarias, exterminara a la población indígena. Todo lo contrario. El genocidio en América puede atribuirse a Inglaterra, no a los conquistadores españoles y mucho menos a Pedrarias. Prohibió el comercio de esclavos y mantuvo una relación de generosidad y comprensión hacia la población indígena. Es incierto que sea el responsable de las ejecuciones de Balboa y de Fernández de Córdoba. Manuel Arias-Dávila desmenuza lo que ocurrió en el capítulo que dedica a las ejecuciones de los dos personajes. Y si bien Bartolomé de las Casas calificó a Pedrarias de “Furor domine”, el libro que comento deja claro el error y la manipulación de aquel fraile tan controvertido. Despeja, en fin, Manuel Arias-Dávila la leyenda negra de un personaje –Pedrarias– que destacó por su honradez intelectual y por el permanente servicio a su Rey. Seguir leyendo
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