Automóvil

ECO CLÁSICOS

El otro día, mi buen amigo Cocker —apodo por su enorme parecido con el bueno de Joe, aunque realmente se llame Alberto— me hizo una reflexión por whatsup. Desgraciadamente este es el medio de comunicación que ya tenemos todos y que creo nos impide vernos más “in live”. Pero bueno, los buenos amigos siguen siéndolo aunque ya casi no te puedas ver en persona para tomar un café, como aquellos que nos tomábamos en nuestras noches de guardia en La Cruz Roja, donde yo hacía la prestación y él era todo un referente institucional. El caso es que nos unió nuestra pasión por los coches, algo que ha perdurado en el tiempo como no podía ser de otra manera. Y quizás sea por la coetaneidad, pero pensamos muy parecido cuando de coches, rallyes, Fórmula 1 hablamos. Y como ya estamos más cerca de la jubilación que de hacer la primera comunión, pues muchas de nuestras conversaciones son de coches que se consideran clásicos. Y, con los nuevos tiempos que corren, esos modelos que tantas horas de charlas apasionadas nos han amenizado las sobremesas o las horas nocturnas frente a la máquina de café, ahora están abocados al destierro. Parece que no les dejan más salida que el desguace, porque dicen que contaminan mucho y que es mejor comprar un coche nuevo y eléctrico. Yo creo en la electrificación, pero en un proceso moderado y lógico. Se empezó la casa por el tejado y ahora están intentado recular un poco. Pero no sé si conseguiremos enderezar el árbol. Porque como dice el refrán: “árbol torcido, no se endereza”. Quizás todavía no esté muy crecido el árbol y podamos ir llevando la industria del automóvil por el buen camino, porque nos jugamos mucho en Europa, centro neurálgico donde nos hemos dado un tiro en el pie con esto de la electrificación. Pues bien, la reflexión que me hacía mi amigo Cocker no era otra que determinar si conservar un coche durante más de 30 años pues quizás sea más ecológico que tener que cambiar de coche constantemente con modelos eléctricos donde las baterías tienen una difícil reciclabilidad. Al final, ¿qué es más contaminante? Ahí dejo esa reflexión. A la que yo apunto otra cosa. Yo soy partidario de conservar los clásicos. Y me gustaría que hicieran leyes para favorecer su conservación, no su destrucción. Se acaban de aprobar el nuevo reglamento de vehículos históricos, lo cual aplaudo. Y me gustaría que sirviera para poder conservar las piezas de verdad valiosas. Y con eso no me refiero a las caras, sino a las que merece la pena seguir manteniendo por su buen estado. No los coches viejos simplemente para poder tener el certificado con el que poder seguir circulando por las grandes ciudades. Porque mi inquietud en este sentido no es tanto el balance ecológico que nos quieren hacer ver en la destrucción de los coches antiguos por unos nuevos, como que me parece que la seguridad en la carretera es algo importante y los coches modernos son los que mejor la cumplen. Y si conservas un clásico y quieres andar todos los días con él, que sea porque está en perfecto estado, desde el punto de vista de la seguridad me refiero. Las ITV van a tener mucho que decir en todo este proceso. El caso es que podamos seguir viendo por las carreteras esos modelos de los años ´80 y ´90 que tantas horas de conversación nos dieron y que, a día de hoy, siguen estando en nuestro corazoncito. Muy probablemente porque los actuales y más modernos son incapaces de poder suplantarlos. Ahora los automóviles son mucho mejores, en todos los sentidos, pero están muy lejos de transmitir la pasión de aquellos maravillosos coches. Seguir leyendo